
Interesante análisis el que hace la Corte en esta sentencia sobre como la figura de la simulación es utilizada por alguno de los cónyuges para defraudar los bienes que hacen parte del patrimonio conyugal, práctica que cada vez se hace más frecuente, valiéndose generalmente de ventas realizadas a personas muy cercanas o familiares. Tema interesante para los estudiosos del derecho civil y de familia.
Lo cierto que siempre al final, el telón cae y la señora Simulación huye despavorida frente a la verdad que sale a flote, luego, claro, de un arduo debate probatorio, donde todo el ardid utilizado para soportar la pretendida simulación se desbarata frente al vigor de los indicios que reafirman que las ventas realizadas no tuvieron objeto distinto a defraudar el haber de la sociedad conyugal. Descarga la sentencia aquí.